Medidas de higiene y saneamiento del medio como método de control de plagas

El control integrado de plagas significa controlar a los organismos perjudiciales utilizando estrategias de prácticas de control y prevención para evitar que las plagas superen el umbral de daño o tolerancia, así como métodos que minimicen la utilización de biocidas, mitigando o reduciendo al mínimo los riesgos que plantean estos productos para la salud humana y el medio ambiente. Por tanto, los biocidas se usan sólo cuando son estrictamente necesarios.

Existen varios métodos para llevar a cabo este control integrado, entre ellos, las medidas de higiene y saneamiento del medio. Estas actuaciones tienen dos finalidades importantes. Por un lado, evitar la entrada en las edificaciones de los posibles organismos susceptibles de originar una plaga. Esto consiste en la colocación de barreras físicas (mosquiteras, aislamientos, dobles puertas, sellado de grietas y agujeros, etc.). Por otro, controlar los factores que favorecen la aparición y el desarrollo de estas plagas (existencia de lugares donde pueden encontrar comida, acumulación de basura, abrigo y condiciones ambientales de temperatura y humedades adecuadas para su desarrollo, etc.).

Hay que tener presente que existen muchos factores que favorecen o dificultan el desarrollo de una plaga. Los principales son ambientales, nutricionales, biológicos y las características intrínsecas de cada especie.

En cuanto a los factores ambientales, es necesario tener en cuenta la temperatura, la humedad, las zonas de refugio y de nidificación. En cuanto a los nutricionales, son la disponibilidad de agua (puntos de estancamiento de agua, escapes, etc.) y de alimentos (materia orgánica en forma de basura, suciedad, animales que puedan ser parasitados, etc.). Entre los principales factores biológicos, encontramos la competencia entre especies, la depredación, el parasitismo y los organismos patógenos. Por último, la velocidad de multiplicación, la natalidad y mortalidad, el comportamiento, la duración del ciclo evolutivo y el potencial de supervivencia son factores de las características intrínsecas de cada especie.

Los profesionales especializados tenemos en cuenta todos estos factores a la hora de realizar un plan para el control integrado de plagas para utilizar los métodos más adecuados, ya sea a través de medidas preventivas (higiene y saneamiento), métodos pasivos (barreras físicas que dificulten el acceso y al máximo posible el refugio y la alimentación), y métodos activos (físicos y mecánicos, biológicos o ecológicos o químicos).

Esta metodología de trabajo (control integrado de plagas) representa una forma más sostenible de evitar la proliferación de organismos nocivos minimizando los riesgos para la salud y el medio ambiente.

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