La afectación de las plagas en la agricultura

Las plantas están sujetas a la amenaza de gran cantidad de agentes que pueden atacarlas, la mayoría de los cuales son plagas o enfermedades. Habitualmente estos peligros se tienen en cuenta sólo cuando afectan a cosechas o explotaciones agrícolas por las importantes pérdidas económicas que pueden llegar a suponer, pero casi todas las plantas son susceptibles de ser atacadas.

La globalización, el comercio y el cambio climático, así como una reducción en la resiliencia de los sistemas productivos a causa de décadas de intensificación agrícola y pérdida de biodiversidad, han contribuido a un importante aumento y propagación de plagas y enfermedades transnacionales de las plantas .

Las plagas y enfermedades pueden propagarse fácilmente en varios países y alcanzar proporciones epidémicas. Las epidemias y los aumentos significativos pueden causar enormes pérdidas en cultivos y pastos, poniendo en riesgo el medio de vida de los agricultores y la seguridad alimentaria y nutricional de millones de personas.

Las principales vías de propagación son tres. Por una parte, el comercio y los movimientos migratorios humanos. Por otro lado, las fuerzas ambientales, por el propio clima o bien por el arrastre del viento. Por último, por insectos y otros patógenos transmitidos por vectores.

Las plagas en el ámbito agrícola están provocadas por animales, habitualmente insectos, que se alimentan de la planta o le producen daños de alguna forma. Las plagas de las plantas más comunes son el pulgón, la cochinilla y la araña roja, que se alimentan de las plantas sorbiendo su savia y pueden atacar casi cualquier especie vegetal, debilitándolas y haciéndolas vulnerables a otras plagas; el curculiónidos, como en carcoma del arroz, del trigo o el maíz; los trips, pequeños insectos que se alimentan de hojas y frutos; la mosca blanca, una de las plagas que más daños causan a plantas y cultivos; y larvas de diversas especies de insectos que se desarrollan en el interior de las plantas, sobre todo en la parte de las hojas.

Así pues, las plagas y enfermedades de las plantas no sólo pueden influir negativamente en el duro trabajo de los agricultores y generar pérdidas significativas en los rendimientos e ingresos, sino que también representan una importante amenaza para la seguridad alimentaria.

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