El control de moscas en la industria alimentaria
Las moscas pueden transportar microorganismos patógenos, como las bacterias Salmonella y Escherichia coli, adheridos a las vellosidades del cuerpo y a las patas, contaminando así los alimentos y las superficies en las que se paran. También alojan estos patógenos en el interior de su aparato digestivo y pueden transmitirlos por regurgitación o al excretarlos en las heces.
Así pues, el control de moscas en entornos en que se producen, procesan o sirven alimentos, es imprescindible para preservarlos, cumplir la normativa y superar con éxito cualquier auditoría en seguridad alimentaria.
Cuando se trata de prevenir problemas de moscas, el saneamiento es siempre la clave para mantener las instalaciones libres de estos insectos. Un adecuado protocolo de limpieza, de acuerdo con un programa de control integrado de plagas, ayudará a evitar que se completen los ciclos de desarrollo de las especies y a prevenir su presencia.
Sin embargo, también es importante conocer algunas diferencias entre las principales especies que pueden representar un problema en los establecimientos donde se trate con alimentos para poder detectar y resolver más rápidamente posibles incidencias. Podríamos destacar dos grandes grupos: las moscas pequeñas y las moscas grandes.
Las moscas pequeñas son un problema más común que las moscas grandes en los lugares en que se procesan alimentos. Las más comunes son las moscas del vinagre, con predilección por las materias azucaradas, con malta o con vinagre, y que suelen encontrarse en contenedores de basura, frutas maduras o restos de éstas o dispensadores de bebidas. Por otro lado, también son muy comunes los fóridos, que se encuentran en lugares poco salubres (desagües, aguas residuales, deshechos de alimentos, etc.) y pueden infestar todo tipo de materia orgánica, por lo que son bastante difíciles de eliminar. También se pueden encontrar las moscas de los drenajes y los esferocéridos o moscas del estiércol, que pueden presentar un hábitat similar a los fóridos.
Cuando en las instalaciones que tratan alimentos se encuentran moscas grandes, es necesario identificar la especie para saber qué motivo las atrae. Las moscas azules se suelen asociar a la basura y los desechos alimenticios, aunque las larvas se alimentan principalmente de carroña. En cambio, las moscas domésticas suelen aparecer en el estiércol y en otros materiales orgánicos húmedos.
En todos los casos, la clave para combatirlas es establecer unos buenos protocolos de limpieza y actuaciones de control de plagas de forma periódica.
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