El cambio climático también aumentará las plagas de langostas
El cambio climático aumentará drásticamente la intensidad de los enjambres de langostas, lo que conllevará la pérdida de aún más cultivos por plagas de insectos y amenazará la seguridad alimentaria.
Un estudio de la Universidad de Arizona State, publicado recientemente en Ecological Monographs, describe los resultados de una cantidad considerable de datos recopilados sobre la fisiología de las langostas sudamericanas y demuestra que los modelos de distribución de especies que consideran la fisiología además de la temperatura pueden remodelar lo que podemos esperar ver a medida que continúa el cambio climático.
Como las personas, las langostas pueden ser tímidas o sociables. Mayoritariamente, las poblaciones de langostas pueden pasar varias temporadas en una población de baja densidad, llamada fase solitaria. Las langostas son de marrón o verde críptico: tímidas, solitarias y relativamente inofensivas a nivel económico global. Sin embargo, cuando las circunstancias son las adecuadas, el número de langostas aumenta hasta el hacinamiento, lo que desencadena un cambio drástico a una fase gregaria: social, de colores brillantes y capaz de formar enjambres migratorios de 80 millones de langostas por kilómetro cuadrado.
Con cada langosta consumiendo hasta 2 gramos de vegetación por día, un enjambre de ese tamaño puede viajar hasta 90 millas por día, consumiendo la misma cantidad de comida que 35.000 personas.
Justamente a principios de junio de 2022 una plaga de langostas arrasó tres municipios de Badajoz. Según informó el diario Hoy, las fincas de tres municipios de la comarca de La Serena sufrieron una plaga de langostas. Éstas van devorado sembrados, plantas y árboles, en fincas de Cabeza del Buey, Zarza Capilla y Peñalsordo.
La Dirección General de Agricultura y Ganadería de la Junta de Extremadura tuvo que realizar tratamientos fitosanitarios para disipar la presencia masiva de estos insectos, pero parece que no fue suficiente.
Las condiciones meteorológicas, como las oleadas de calor continuas, han podido favorecer la aparición de estas plagas, cercanas a zonas húmedas como los embalses de La Serena y Zújar.
La Junta de Extremadura cuenta con un plan de prevención contra plagas de langostas. Sin embargo, el descontento entre los habitantes de la zona no deja de crecer ya que aseguran que lejos de mejorar, la situación va a peor.
Según informó Hoy, la Junta de Extremadura no aplicó ningún tipo de producto fitosanitario en La Serena el pasado año por las prohibiciones de la agricultura ecológica. Esto supone un riesgo alto de sufrir plagas de este tipo, que no tardan en arrasar con todo a su paso.
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